“Vamos a cubrir un robot humanoide con piel artificial”, resume Lanillos, investigador de la Universidad Tecnológica de Múnich, en Alemania. La piel, desarrollada en su laboratorio, posee múltiples sensores para medir la presión, la temperatura e incluso la proximidad de un objeto, como haría una auténtica piel humana. En la actualidad, los robots no tienen tacto. La adquisición de ese nuevo sentido permitiría a los humanoides crear “un mapa sensorial”, en palabras de Lanillos.

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